Sobre el Blog

Dedicado a todos aquellos que se quedan sin inspiración en la cocina. Compartiendo mis ideas, platos que sí puedes hacer en casa con pocos conocimientos. Sin necesidad de tener una despensa del tamaño de Brasil. Y algunas cosillas mas...


miércoles, 31 de octubre de 2012

La cena Mexicana (a mi aire).

De vez en cuando me da por perpetrar algo parecido a unas fajitas (si se entera de esto mi amigo Ricardo Cáceres me cruje...)
Me divierte lo de la noche temática: fajitas, nachos, guacamole y cerveza Mexicana.
Tiempo atrás tuve el gusto de compartir experiencias culinarias con un cocinero (desde entonces amigo) de aquellas tierras, y en ese intercambio de experiencias saqué un par de conclusiones: conocemos muy poco de la cultura y gastronomía mexicanas y que lo que nos llega no siempre es lo que mejor hacen.
Mi amigo Ricardo me mostró una manera sencilla de preparar guacamole, o al menos una salsa de aguacate muy decente. Y sus enseñanzas las medio olvidé y las convertí en lo que a continuación relato...

Abrimos por la mitad un aguacate maduro, retiramos el hueso y le hacemos unos cortes diagonales en la parte de la carne llegando casi a la piel. Retiramos los dados de aguacate que han resultado con una cuchara, desmenuzamos un poco más y colocamos en un cuenco. Ojo, no vamos a triturar ninguno de los ingredientes, que ni eso sería guacamole ni me gusta un pelo...
Añadimos el zumo de media lima, 1 cucharada sopera de cebolleta muy picada, 1/2 tomate de pera pelado y picado, sal, pimienta molida, cilantro picado (o perejil en su defecto) y el punto hot & spicy que le aporta el chile (recuerdo algo muy gracioso sobre el chile chipotle). Si no disponemos de buen chile podemos añadir el socorrido Tabasco, o si como es mi caso el picante no es lo vuestro prescindimos de él. Este guacamole se puede usar para un picoteo mojando en el nachos, aparte de otros muchos usos.














Yo le pongo guacamole a las fajitas, que para eso me he dado el trabajo de hacerlo.
Para el relleno utilizamos 1 cebolleta pequeña, 200 gr. de pechuga de pollo, 1 pimiento verde italiano, 1 tomate y sazonador de fajitas (en el super lo encontramos sin demasiado problemas), además de alguna hoja de lechuga, aunque esto es opcional. Podemos usar salsa para fajitas ya preparada o hacer una salsa de tomates y cebolla.

 La preparación: salteamos la cebolla y el pimiento verde, retiramos y añadimos los filetes de pechuga de pollo. Doramos,
retiramos y cortamos en tiras de un cm. de largo. Añadimos el tomate y las hortalizas salteadas, rehogamos dos minuto y ponemos seis cucharadas de salsa de tomate o salsa de fajitas preparada.






Agregamos el condimento y cocemos un minuto más y reservamos.
Para terminar.
Cuatro tortillas de maíz o de trigo. Calentamos las tortillas siguiendo las instrucciones del envase. Untamos con el guacamole. Colocamos, si nos apetece, una hojas de lechuga, encima el relleno y enrollamos. Listo!

El resto del guacamole con unos nachos y unas Coronitas (no es que me gusten mucho, pero que le vamos a hacer, es lo que tocaba).




Espero que Ricardo esté conforme, si no lo está al menos espero que desde Barcelona me lo haga saber, un saludo Güey!!!

viernes, 26 de octubre de 2012

Pollo salteado con Verduritas


Hola de nuevo.
Vamos al grano. Pechuga de pollo. Hortalizas salteadas. Ralladura de limón. Perejil. Sal. Pimienta negra.
Parece fácil, y la verdad es que si que lo es. En realidad me comprometo a que casi todo lo que publique sea sencillo de realizar, o al menos con unos mínimos conocimientos de cocina de subsistencia. Más adelante, siguiendo un acertado consejo, empezaré a sugerir ideas de picoteo, que me comenta una amiga que cuando tiene visita no sale de las pizzas congeladas, tortilla de patatas (me consta que le queda salada) y bolsas de pelotazos...
No me termino de imaginar con que brebaje se puede acompañar esto (¿tinto de verano?).
Bromas aparte, este plato es muestra de o primero que decía, cocina de subsistencia con un toque de sofisticación...(es coña). 
En lugar de zamparnos la pechuga de pollo así, a palo seco, la acompañamos de un salteado de hortalizas, tipo wok, y aromatizamos con limón, perejil y incluso salsa de soja si nos gusta (kikkoman).
Para 2 personas:
El primer paso es cortar los vegetales en bastones de 5 cm. de largo y 1 cm. de ancho-alto. En la elaboración he usado calabacín (100gr), cebolleta (1 pieza) y puerro (1/2 pieza, solo la parte blanca). Si queremos le ponemos zanahoria, brócoli, judías verdes.. pero antes tenemos que cocer 5 minutos en agua con sal. Una vez cortados los vegetales se saltean en una sartén ancha a fuego vivo (tipo wok) con una cucharada de aceite. Doramos durante 4 minutos, añadimos sal y retiramos de la sartén. Ponemos el aceite necesario para dorar 2 pechugas de pollo en filetes. Salamos y retiramos. Cortamos en tiras de un tamaño similar a los vegetales, devolvemos a la sartén y añadimos las hortalizas. Le damos unas vueltas, siempre a fuego vivo, perejil picado, ralladura de medio limón y mantenemos 2 minutos más. Retiramos y si queremos añadimos un par de cucharadas generosas de salsa de soja (en este caso cuidado con la sal que añadimos al pollo y la verdura). Pimienta negra recién molida y listo. De esta manera queda una pechuga sabrosa y más alegre que simplemente a la plancha, y si usamos contramuslos deshuesados aún mejor. 
Este plato admite variaciones en su elaboración, se puede preparar con pasta, ternera e incluso pescado o marisco.
Bueno, qué...fácil? De todos modos no abandonaré la idea de incluir recetas profesionales y más elaboradas. De momento ahí os dejo una de las sencillitas.
Saludos!



martes, 23 de octubre de 2012

Lomo de merluza con salteado de hortalizas

Hola gente!
Voy a abrir el libro de recetas un poco más "profesionales".
Este es uno de los platos que me gusta preparar por varios motivos: siempre quedas bien, es atractivo sin necesidad de liarte a tope y puedes prepararlo de forma rápida. Ojo, como digo recetas profesionales, así que lo de rápido hay que verlo con cuidado...
Consiste en cuatro elaboraciones diferentes, aunque casi todas bastante sencillas, desde la perspectiva del cocinero. Si decidís hacerlo en casa para un día en que tengáis ganas, se pueden hacer modificaciones.
La primera elaboración es la merluza.
Normalmente servimos lo que se conoce como suprema, que es un corte del lomo de la merluza sin espina y con la piel. Si compramos el pescado entero podemos pedir al pescadero que nos saque los dos lomos de la merluza. A continuación nosotros mismos en casa podemos hacer los filetes realizando un corte transversal (en perpendicular a la espina) para obtener raciones de unos 170 gramos. Si no lo vemos muy claro le decimos al pescadero lo que necesitamos, que para eso está...
Lo primero que haremos es salar el filete unos 15 minutos antes de prepararlo, de modo que tomará mejor la sal. En casa doraremos el pescado a fuego vivo con un poco de aceite, en una buena sartén antiadherente (en inducción sobre el 8 de 10) por el lado de la piel hasta que esta quede de un bonito tono pardo claro. Le damos la vuelta y cocinamos por el otro lado. Todo el proceso en la sartén dura unos 5 minutos. Pasado este tiempo sacamos el pescado de la sartén y reservamos. Añadimos a la sartén 6 cucharadas de caldo de pescado, que lo habremos preparado con las espinas del mismo. Si no queremos liarnos, basta con añadir el equivalente en agua. Cuando el líquido comienza a hervir, colocamos el pescado dentro y cocemos suave 2 minutos más, lo retiramos, añadimos 2 cucharadas de aceite de oliva virgen y, a fuego suave, movemos la sartén para obtener una salsa deliciosa con el propio jugo del pescado. En el restaurante esta salsa la hacemos de otra manera, pero en casa sería demasiado complicado sobre todo por la cantidad de utensilios que tenemos que usar...
La tercera elaboración es una crema fina de patata, que servimos en el fondo del plato. Para ello ponemos a cocer patatas con agua y sal. Cuando estén tiernas. escurrimos casi toda en agua, trituramos con un poco de aceite y nata líquida (50 gr. patata ya cocida, 2 cucharadas agua de cocción de la patata, sal, 1 cucharada de aceite y 2 cucharadas de nata, con esto tenemos para una ración generosa de acompañamiento). Se pueden añadir unas de aceite aromatizado con trufa negra, que se encuentra en tiendas gourmet o especializadas en aceites (y como no en el Club del Gourmet...). 
Acabamos con el salteado de hortalizas.
Como no, podemos usar lo que queramos, pero yo lo suelo prepara con (para 1 persona) 2 setas shitake, 2 espárragos verdes finos (en temporada), 3 cucharadas de dados de calabacín, 2 ajetes y de forma opcional una láminas de judías verdes escaldadas (cocidas en agua con sal 2 minutos). En una sartén de teflón ponemos una cucharada de aceite virgen extra y salteamos las verduras 3 minutos a fuego alto. Doramos levemente y sazonamos al retirar del fuego. Este salteado nos apaña infinidad de platos tanto de carne como de pescado, incluso pasta y arroces (hemos aprendido a aprovechar una elaboración para varios platos en la misma carta, ya que en estos tiempos que corren lo que faltan son manos para preparar todo a la vieja manera)...

Para presentar la merluza disponemos cuatro cucharadas de crema fina de patata en el fondo del plato. Encima la merluza y sobre esta el topping de verduras. Una cucharada de la salsa de pescado y un poco de cebollino fresco picado...El cebollino, ah!!! No sé dar un banquete sin un par de manojos de cebollino picado. Da un toque fresco, verde y bonito, y sobre todo se pica muy fácil y rápido. Una vez servimos un banquete de boda para 100 personas, sin cebollino, me sentí perdido e inseguro, de verdad.... Casi la liamos, pero por suerte casi.

viernes, 19 de octubre de 2012

Crema de Hortalizas

Crema. Crema. Crema.
No puré de verduras, que eso es otra cosa. El puré de verduras suena a comida de enfermos, de hospital. A ese horripilante plato que me obligaban a comer de pequeño, lleno de hebras de acelga y judías verdes, y hasta que no te lo termines no te levantas de la mesa!!! Espesote, que así alimenta más...
Las cosas como son, mi madre cocina muy bien, pero lo del puré no se lo perdono...
Le he tenido manía a las verduras durante toda mi infancia y adolescencia, pero desde que empecé en este mundillo de la cocina -de forma profesional- hace ya unos años, mi visión de éstas cambió radicalmente. Y una prueba de ello son las crema de verduras-hortalizas, que me pierden. Son realmente fáciles de hacer y aceptan infinidad de ingredientes, tanto en la propia crema como de acompañamiento, aunque en esto tampoco me quiero extender.
Las claves, al menos para mí, son dos. Por un lado está, obviamente, la frescura y calidad de los ingredientes. Podemos elegir los que más nos gusten (patatas, zanahorias, calabacín, puerro, apio, cebollas, repollos, calabaza, acelgas....), pero siempre lo más frescas posible y de temporada, aunque esto último es relativo, ya que en estos tiempos tenemos de todo durante todo el año... La segunda clave es casi tan importante como la primera. Rehogar la verdura. Este punto marca la diferencia entre lo vulgar y lo exquisito. Es como comer un calabacín cocido o la plancha, no sabe igual, verdad? pues eso...
Ahí va una receta general de crema de verduras, pero como digo los ingredientes que le gusten a cada uno y que encontremos en la frutería.








400 gr. calabacín
300 gr. zanahoria
300 gr. patatas
200 gr. cebolla
100 gr. aceite virgen extra
50 gr. mantequilla (si no nos gusta usamos solo aceite)
sal y pimienta recién molida.



Todo cortadito en dados regulares de unos 2 cm de lado, esto es orientativo ya que al final va a triturarse, tampoco seamos estrictos. Es verdad que si todo se corta similar se rehoga de manera más homogénea y el resultado es mejor, pero como he dicho, no nos pongamos estupendos. Si queremos aligerar las tareas de corte, que a veces se eternizan si no somos hábiles con el cuchillo cebollero y el pelador, podemos usar una picadora manual casera, de esas que realizan un movimiento vertical picando las verduras en un momento, pero recomiendo hacerlo a cuchillo.



 Para rehogar la verdura usaremos preferentemente una cazuela ancha acero inoxidable. Ancha para que evapore el agua de vegetación rápidamente. De acero porque se dorará mejor la verdura, ya que en el aluminio recubierto de teflón, el propio antiadherente hace que no se dore de manera adecuada la verdura.




 Ponemos las grasas en la cazuela y añadimos las verdura. Fuego moderado (en inducción al nivel 7 de 10, por si sirve de orientación) y tapado. Ponemos sal y rehogamos durante unos 20 minutos, removiendo cada poco y rascando el fondo de la cazuela para ir desprendiendo la verdura que se va caramelizando.



Aquí vemos como tiene que quedar la verdura después de ese tiempo, en el fondo del recipiente deben quedar restos de la verdura un poco agarrada (no quemada, se dora levemente).











En este momento cubrimos de agua, aproximadamente un litro, y dejamos cocer durante 7 minutos. Este tiempo es suficiente, ya que tras en intenso rehogado anterior (durante 20 minutos) la verdura está casi cocinada. Transcurrido el tiempo se tritura todo y se cuela (por favor madres, colarlo) con un colador de malla fino. Y listo. Si queda un poco espeso se le añade agua, esto hay que tenerlo en cuenta para no pasarse de líquido al cocer, ya que espesarlo es más complicado que aligerarlo.


La podemos conservar en la nevera tres días sin problema, calentar al microondas e incluso congelar. En este último caso al descongelar veremos que queda con aspecto extraño, como si se hubiera cortado,  pero basta con calentar y mezclar bien para que recupere su aspecto original.

Lo probareis? Espero que sí, de verdad que merece la pena, es sencillo de preparar y os cambiará vuestra idea de los purés de verdura. Mamá, apuntala!

jueves, 18 de octubre de 2012

Ensalada de Tomate y Bacalao

Esta es una de mis debilidades (culinarias), el bacalao.
En esta primera entrada sobre el bacalao propongo una receta de ensalada fría, básicamente una ligera variación de la esqueixada tradicional.
En esta ocasión opté por cocinar levemente el bacalao -en lugar de como se suele servir, que es desalado y crudo- ya que se adapta mejor a todo tipo de paladares. Asimismo (y ya que este blog pretende dar ideas de platos que aguanten bien de un día para otro) conseguimos que se mantenga en perfectas condiciones al prepararlo con antelación, e incluso llevarlo en un tupper a la ofi...
Vamos de lleno al asunto...
Bacalao aliñado:

Empezamos con una buena tajada (de bacalao, que esto lo hice un martes y tampoco era plan de coger una de las otras). Se puede comprar bacalao ya desalado y congelado. Sólo hay que descongelarlo previamente en la nevera y tener la precaución de probarlo en crudo y comprobar el punto de sal. Se cubre de agua en un cazo y se lleva al fuego suave. Antes de que empiece a hervir, justo cuando el agua empieza a tener algo de espuma en la superficie, retiramos del fuego y dejamos templar. Escurrimos el agua y retiramos las espinas con las manos (no hace falta recordar que hay que lavarse las manos siempre antes, durante y después de cocinar, que ya vamos teniendo una edad para saber esto, eh?), sacamos las lascas -láminas- del bacalao en trozos un poco grandes y las vamos colocando en un recipiente tipo fuente, cuenco y similar.



Cubrimos de aceite de oliva virgen, añadimos sal si hiciera falta, pimienta negra recién molida, perejil fresco picado y unas gotas de zumo de limón o vinagre de Jerez, al gusto. También podemos sustituir el zumo por piel del cítrico rallada muy fina. Cortamos cebolleta tierna en juliana y lo mezclamos todo con cuidado de no desmigar demasiado el pescado. Mantendremos en frío durante al menos 3 horas para que coja bien el sabor y se empape del aceite, el mejor amigo del bacalao.


 Terminamos:
Cortamos tomate pelado de la forma que más nos guste -o que mejor sepamos, que hay que reconocer que esta parte la llevamos mal- y mezclamos con el bacalao aliñado y con resto de ingredientes que hemos preparado. A la hora de elegir el tomate da un poco igual, ya que en el súper saben todos a lo mismo... pero si por suerte tenéis acceso a tomates de calidad y podéis elegir, yo prefiero algo tipo kumato, raf algún otro de textura firme, como siempre digo si vais al mercado dejaos aconsejar.
En el fondo del plato la parte anterior de la ensalada, encima de esto un poco de mezcla de lechugas si nos apetece (aliñada con el propio mejunje del bacalao) unas aceitunas negras de Aragón, o incluso paté de aceitunas, que ya lo tienes en la mayoría de los supermercados.
Y ya está! Es fácil, rápida y se puede llevar de paseo, ya que al cocinar el bacalao levemente evitamos que se pueda poner malo con facilidad. Lo único que tenemos que hacer es tener la precaución de no poner lechugas, que se quedarían chungas en un ratito con el aliño...
Podemos usar bacalao desalado crudo, añadir pimiento verde o rojo, tomates cereza, diferentes lechugas, otros aliños... las posibilidades son inagotables, no como yo, que a estas horas empiezo a ver doble...Hasta otra.

lunes, 15 de octubre de 2012

(casi)Tortilla de patatas: Tortilla para diabéticas

Y lo digo sabiendo que no es políticamente correcto, pero tiene su aclaración.
Durante el embarazo las hormonas (de la madres me refiero, aunque las nuestras también andan de aquella manera) se revolucionan, y en algunos casos -cada vez más habituales- produce lo que se conoce como diabetes gestacional. Aparte del componente puramente médico y de la salud, genera otro problema, que por experiencias cercanas he comprobado que supone un gran quebradero de cabeza: LA DIETA.
No voy a entrar en muchos detalles, pero diré que a todas las que han pasado por esto, sobre todo si no tenían antecedentes de dietas estrictas, acaban odiando cocinar en general y la balanza de cocina en particular.
Después de cuatro meses, acabé convirtiéndome en un pequeño experto en platos rápidos (este es uno de los grandes problemas, se suele tardar mucho en preparar cada una de las comidas principales) siguiendo la estricta dieta de las embarazadas diabéticas. Uno de los que mejor resultaban era la tortilla de patatas. En realidad el mayor problema era la cantidad de aceite que absorben las patatas al freír, incompatible con las 1800 calorías diarias repartidas en 6 comidas. Es tan simple como asar las patatas al microondas. Para ello se lavan bien, se pinchan un poco con un cuchillo, y aún húmedas se envuelven el papel absorbente de cocina. Una patata pequeña de unos 90 gramos (necesitamos 150 gr. de patata cruda pelada, que equivalen a 2 patatas de este peso) tarda unos 2 minutos y medio a plena potencia, unos 800 W. De todos modos estas patatas resultan adecuadas para consumir de cualquier otra manera, por ejemplo como acompañamiento.
Esto y 3 cucharadas de aceite, además de sal,
es  lo que necesitamos













Mientras se asan las patatas, en dos cucharadas de aceite estamos rehogando 80 gramos de cebolla picada finamente y 70 gramos de calabacín con un poco de sal. La sartén debe ser antiadherente y de buena calidad, si no el resultado será un poco pobre.
Batimos los huevos y les añadimos la verdura pochada.


En la sartén que hemos usado añadiremos media cucharada de aceite y pondremos las patatas asadas previamente peladas y troceadas en finas láminas. Doramos y añadimos al resto de ingredientes. Mezclamos bien y con el resto del aceite cuajamos la tortilla.







Todos los ingredientes han sido pesados y la tortilla se preparó siguiendo con las indicaciones dadas por  el especialista médico, pero obviamente cada una tendrá que adaptar la receta a las indicaciones de su endocrino












Pizza con niños

A mis hijos no les gusta la pizza, lo cual es una pena porque a mi cada vez me gusta mas...
En serio, si quiero comerla, sea precocinada fresca, congelada o de pizzería de mas o menos calidad, me obliga a prepararles algo diferente para ellos. He cogido la costumbre (en parte por mantener mi talla de pantalón) de limitar su consumo a los viernes, y como no me apetece cocinar dos veces decidí, bien asesorado por Ana, meterme a hacer la pizza de principio a fin con los peques. Aquí hay un poco de trampa, ya que la masa la hicimos con un mix preparado de un conocido super de origen levantino...
El resto es todo natural, y aún así muy sencillo, de hecho casi todo lo hicieron ellos.
La masa.
Aquí les tengo entregados a la masa
Siguiendo las instrucciones del paquete sale genial, y además me lo pasé en grande dándole forma como un auténtico pizzaiolo. Primero la amasaron con ayuda de sus manitas y una batidora casera con el accesorio de amasar. Reposo en la nevera media hora (si se queda más tiempo no pasa nada) cubierta con papel de cocina húmedo, y a continuación la estiramos en la placa del horno cubierta con papel especial para hornear, de ese que hace que los alimentos no se peguen. Para ello usamos una botella de Paulaner, de la cual dí buena cuenta durante la cena...Después del improvisado rodillo la estiramos un poco con las manos, que para eso se las acaban de lavar.

La salsa
No nos engañemos, a los niños (y a muchos padres) les va más el tomate frito de brick. Si vamos a hacerlo así, es preferible usar uno hecho con aceite de oliva y condimentar al gusto con ajo, perejil, si podemos albahaca fresca, aceite virgen extra e incluso pimienta negra, siempre recién molida. La mayoría sucumbirá a la tentación del orégano seco, pero he de reconocer que nosotros nos mantuvimos firmes en su contra. Lo ideal es hacer una salsa de tomate casera, de la cual me comprometo a poner receta en breve.


A terminar.
Toppings, que palabreja....Jamón cocido, tomate en rodajas, cebolla muy fina, aceitunas sin hueso, o lo que nos apetezca, lo que no es negociable es el queso y el sazonamiento. Para lo último preferimos un poco mas de aceite virgen y pimienta negra, para lo primero podemos usar el que nos guste, pero prefiero mezclar al menos dos, manchego semi curado (u otro similar según nuestro criterio) para dar sabor y otro tipo mozzarella o Havarti (alguno que funda bien) para aportar cremosidad.
Y que rallar el queso nosotros
 mismo no cuesta nada, eh?












Al horno.
Como ya comenté en la anterior entrada, el horno precalentado a 200º. En lo que tardan en ponerse el pijama y lavarse estaba lista (esto son unos 15-20 minutos).










Ya si eso otro día preparamos algo dulce con los peques, que les gusta enguarrinarse con las masas y luego zampar como si no hubiera un mañana. Solo me falta decir que se la cenaron muy bien.

sábado, 13 de octubre de 2012

Costillas con salsa barbacoa

Empezamos mal...
Receta resultona, alta en colesterol y encima incita a acompañarlas con cualquier cosa poco sana, pero en fin, allá vamos.
Por un lado preparamos las costillas (ojito, que con alitas de pollo queda genial). Las costillas las pillaremos del lineal de carnes del súper, teniendo en cuenta que han de ser trozos grandes, como de 600 gramos para 2 personas. Para los exploradores mas atrevidos recomiendo ir al mercado y pedirle al carnicero que nos las dé preparadas en trozos de unos 300 gramos para cada persona. En este punto cabe aclarar que el carnicero del mercado no nos deja coger las bandejas, que de hecho ni hay, sino que debemos pedirle lo que nos apetezca, y que demonios, nos puede incluso aconsejar!






Una vez en casa las ponemos en la olla exprés bien cubiertas de agua con un poco de sal. Cocemos unos 25-30 minutos y dejamos enfriar. A continuación las metemos en una bandeja adecuada en el horno, y las cocinaremos a 180º durante unos 20 minutos (los tiempos de horneado siempre se cuentan con el horno caliente).


Ahora la clave, la salsa barbacoa para hornear.
Estas cantidades son como para 2 personas (a partir de aquí todos sabemos multiplicar).
100 gramos de cocacola normal (la tercera parte de una lata)
6 cucharadas de ketchup
1 cucharada de miel
1 cucharada de mermelada de fresa
1/2 cucharadita de mostaza, pero esto es opcional
2 cucharadas de ron oscuro
Facilísimo, se mezcla todo hasta que quede homogéneo.




Antes de glasear en el horno





Y ahora toca terminarlo.
Con ayuda de una brocha o una cuchara, se pintan las costillas con la salsa y se introduce al horno a 180º unos 20 minutos, lo necesario para que la salsa se glasee, es decir, que se evapore la humedad de la misma y quede ligeramente caramelizado.




Así salen del horno después de 20 minutos


Si lo hacemos con alitas de pollo el proceso es el mismo, salvo que pasamos del paso previo de cocer en la olla exprés y vamos directo al horno con ellas, previamente sazonada con sal. Cuando las hayamos cocinado unos 20 minutos con sal y unas gotas de aceite, procedemos a pintar con la salsa y terminamos como con las costillas, aunque pueden tardar un poco menos.
Y para acompañar que? Preferiblemente ensalada de lechuga romana aliñada con aceite, sal y limón, un poco de pepino en temporada y tal vez cebolla morada. Y para beber, siguiendo con las normal generales del maridaje, coca-cola (esta vez la podemos tomar sin azúcar, para la salsa no, que queda rara...)
Esto se puede dejar casi listo de un día para otro, basta con reducir a la mitad el tiempo que la carne pasa en el horno con la salsa. Al momento de comer se termina el plato en el horno y a disfrutar. Incluso si se deja del todo listo y se mete al microondas no estaríamos cometiendo ninguna atrocidad mayor.



jueves, 11 de octubre de 2012

Hola a tod@s

Por ser la primera entrada del blog voy a ser breve (por ser la primera, en el resto no me comprometo a nada...).
Esto va destinado a todos aquell@s que, como yo, nos hacemos esta pregunta en todas sus variantes -comida, los niños, "tupper" para el curro, etece...-
Desde las recetas de los platos a la compra semanal, el objetivo es compartir con todos las ideas que me vayan surgiendo para el día  a día, porque, ¿a quien no le pasa alguna vez que al llegar a casa y abrir la nevera se nos queda la misma cara que ese medio tomate que te queda y que pagaste en pesetas?
Voy a intentar meter, de vez en cuando, platos especiales para dietas diversas (celíacos, diabéticos, intolerancias varias...), y también mantenerlo lo más al día que pueda, pero ya sabemos como va esto!!!
Si sirve de ayuda, genial, o tal vez de entretenimiento... al menos a mí me servirá para algo.